Tras el Mundial de Baloncesto Femenino, nuestra compañera Katerina TSILI nos cuenta su experiencia como partícipe en el evento desde un punto de vista muy poco conocido: el de voluntario.

-¿Qué puesto tenías y de qué trataba?

-El puesto era: “Teamattached”, en español me imagino que algo como acompañante de equipo. El/la “teamattached” es una especie de “enlace” entre la organización y el equipo que facilita la comunicación tanto a nivel organizativo como lingüista. Se intenta que hable la lengua materna del equipo y, aunque no siempre es posible, en este mundial se había conseguido bastante bien (Grecia, Korea y Turquía, por mencionar primero algunos de los más “raros”, tenían hablantes nativos como teamattached así como todos los equipos francófonos y anglófonos). Hablábamos con la organización y la FEB para cuadrar horarios de entrenos, transporte y seguridad, y mediábamos según hacía falta entre el equipo y el hotel, el servicio de lavandería, los polideportivos, etc. Un par de ejemplos: A la hora de entrenar o jugar, teníamos que asegurar de que suficientes botellas de agua, bolsas de hielo y toallas serían entregadas a los equipos, y éramos los responsables de las llaves de los vestuarios. También, éramos responsables de recoger las entradas VIP que le correspondían a cada equipo en cada fase.
Cualquier cosa que necesitara el equipo nos lo tenía que comunicar a nosotros, que éramos quienes intentábamos conseguir lo que fuera según lo establecido dentro de las normas de la competición.

-¿Desde dónde veías los partidos?

-Dependía del polideportivo. En el Santiago Martín había un sitio previsto para nosotros justo detrás de la línea de fondo, casi al lado de la canasta en el lado del banquillo del equipo. En el Quico Cabrera nos sentábamos en la esquina del lado del banquillo del equipo. Se veía perfecto y siempre me esforzaba por fijarme en los árbitros para ver cómo se movían acorde al juego, cómo que señalaban, …

-¿Tenías tiempo libre para ti?

-La verdad es que mientras el equipo estaba en competición no teníamos casi tiempo para nosotros. En mi caso, cuando el equipo estaba de reunión en la sala de video (como una hora al día) me dejaban el rato libre. Sin embargo, como mi equipo llegó un día después de mí y se eliminó antes de octavos de final, sí que tuve unos días un poco más tranquilos.

-¿De quién te hiciste más amiga?

-Los teamattached eran todos muy majos y cuando coincidíamos para comer o cenar nos llevamos muy bien entre todos. Sin embargo con las que más ocasión tuve de hablar fueron Mónica Garrido, la teamattached de Australia, que es ex jugadora profesional, y con María Merino, compañera del comité de árbitros de Madrid, que acompañaba a Senegal (habla muy muy bien francés) y con la que me tocó compartir habitación un par de noches, una vez que nuestros equipos se eliminaron. De la delegación griega, me llevé genial con su preparador físico, Yannis, ¡que resultó ser amigo de mi padre! Y con las dos chicas con las que más tuve que “tratar”, Eleni, la ayudante entrenadora, y Evina, la capitana del equipo.

-¿Quién querías que ganase?

-A ver, obviamente yo apoyaba a Grecia a tope y me resultaba muy difícil mantener la neutralidad durante los partidos, como se me había solicitado. Ahora, verdaderamente, ¡¡por supuesto que iba con España!!

-¿Qué has aprendido?

-Lo principal: que organizar un evento deportivo de este calibre lleva muchísimo trabajo por detrás de lo que le llega al espectador y que hay aspectos de la organización que alguien que nunca ha participado en algo así ni se imagina.

-¿Tus conocimientos como árbitra te han servido en algún momento?

-Mis conocimientos diría que no, pero el punto de vista como árbitra que he desarrollado en estos 2 últimos años desde que arbitro, sí. Uno de esos momentos fue cuando Grecia cayó eliminada contra Francia tras perder de 4 puntos. Como bien sabemos, cuando pasa algo así es muy fácil para algunas de las jugadoras y del cuerpo técnico llegar a la conclusión de que el partido se perdió a raíz de errores arbitrales en jugadas dudosas. Eso a mí siempre me parece muy injusto, así que, aunque era un momento de mucha tensión en toda la delegación, yo me atreví a explicar a la gente que cuando arbitramos un partido, para nosotros/as todos/as los/as jugadores/-as “tienen la misma cara”, como suelo decir. Nadie nos cae mejor ni peor que otro/a y no hay ningún motivo para favorecer a un equipo frente a otro. Además, el secretario de la federación griega también les llamó la atención recordándolas que, a lo largo del partido, se fallaron unos 9 tiros libres. Se notó lo grandes profesionales que son cuando reconocieron que teníamos razón y nos dieron las gracias.

-¿Qué jugadora te gustó más o te llamó más la atención?

-A las que más admiro son Laia y Evina, capitanas de España y Grecia, respectivamente. A sus 39 años, ambas siguen estando súper bien físicamente, currándoselo mazo, y echándole en el campo unas ganas y una ilusión, como si fuera su primer día jugando. A nivel de juego, yo destacaría a Emma Meesseman (Bélgica), Marta Xargay (España) y, por supuesto, a Diana Taurasi (EEUU). Y a nivel de físico, hay que reconocer que Liz Cambage (Australia) llama bastante la atención.

-Si pudieras haber cambiado o mejorado algo del campeonato, ¿qué sería?

-Personalmente, fue una experiencia inmejorable. ¡Me encantó en todos los sentidos! Lo único que mejoraría quizás sería alojar a todos los equipos en el mismo hotel (estábamos en 3 distintos) por facilitar a lo mejor transportes, seguridad etc., aunque me imagino que puede ser difícil buscar hoteles con tanta disponibilidad, y más en sitios tan turísticos, como Tenerife.

-¿Algo que te hizo particular ilusión?

-Conocer a mucha gente muy simpática, con la que comparto el amor para el baloncesto. Y, lo más importante: ¡¡ver polideportivos llenos hasta arriba por partidos de baloncesto femenino!! ¡¡Me encantó!!

-¿Repetirías la experiencia?

-¡Por supuesto!