Carlos Peruga

Mi primer torneo FIBA me llego por sorpresa, pero como bien dicen, las buenas experiencias llegan sin ser esperadas, así que desde Murcia, pasando por Salou para recoger equipaje, rumbo a Hungría al Campeonato de Europa U-16 femenino División A.

El Campeonato era en Miskolc, la 4ª ciudad de Hungría a unos 200 Km de Budapest. Llegué a las 3:00 am, con todos ya durmiendo y una lluvia que parecía que se acababa el mundo.

A la mañana siguiente, ya comenzamos con el trabajo propio del Campeonato: actividad física a las 8:30 h. para desentumecer (actividad que me pidieron que dirigiera para todos, yo mismo), desayuno y reunión técnica sobre aspectos de la jornada anterior y puntos de énfasis a trabajar en la siguiente y tiempo de descanso hasta ir a los partidos.

En este punto, quisiera detenerme porque fue realmente emotivo para mí el momento de entrar con el balón en el círculo central para lanzarlo en mi primer partido oficial como árbitro FIBA: El partido fue Hungría (equipo local) contra Suecia. Luego vendrían Inglaterra – Rep. Checa, Grecia – Serbia, Eslovaquia – Bélgica, Hungría – Rusia, Grecia –Suecia… Pero sentí que ese momento por el que tanto había luchado y tanta gente me había apoyado, ese inicio de mi carrera internacional, no se repetiría jamás…

Después, vendría la designación de la semifinal: Bélgica – Italia (la otra la jugó España contra Rusia, que a la postre le llevaría a jugar la final ante Italia y ganarla), para terminar mi trabajo con el último partido que me designaron: Serbia – Turquía. Partido decisivo y muy importante, puesto que en él se decidía cual de los dos equipos permanecía en la División A y cual descendía para la próxima temporada a la División B.





Agradecer tanto a FIBA con sus instrucciones allí presentes (Szalt, Zsolt Hartyany, Eugeniusz Kuglarz(crew chief) y sobre todo a Víctor Más, quien no solo ha contribuido en este Campeonato a mi crecimiento como árbitro, sino que lo lleva haciendo desde mis inicios), la confianza depositada en mi durante todo el Campeonato y por supuesto, a toda la gente que hizo posible que yo estuviera ahí.